La humanización del SIDA (Dallas Buyers Club)
Ron Woodroof, interpretado por el excelentísimo Matthew McConaughey, se nos presenta como un personaje completamente deshumanizado. Vemos a Ron sumido en la más profunda de las miserias; es un borracho, drogadicto, tramposo, racista, homófobo y machista. Y seguramente muchas cosas más, pero Jean-Marc Vallée (director de la película) quiere asegurarse de que al menos esas se nos queden bien grabadas. Vallée establece una distancia abismal entre el espectador y el protagonista para después ir poco a poco reduciéndola durante el resto de la película.
Ron sufre un accidente en el trabajo y termina hospitalizado. Tras varios análisis, los médicos le diagnostican el VIH y le dan 30 días de vida. Ron se niega a aceptar la realidad y decide correrse otra de sus típicas juergas, pero a mitad de la noche recapacita y decide coger las riendas de su vida. Después de investigar por su cuenta, encuentra un medicamento con el que están tratando el VIH de manera experimental: el AZT. Ron consigue que uno de los empleados del hospital le saque de estranjis algunas pastillas pero el grifo se acaba cortando y Ron decide atender el consejo del tipo que le facilitaba las pastillas y viajar hasta México donde parece haber un médico tratando a pacientes con VIH.
Hasta este momento Ron ha intentado luchar por su vida, pero en un camino individual sin ser consciente de que hay cientos de personas que sufren la misma enfermedad que él. Una de las razones por las que no quiere establecer contacto con el resto de pacientes es porque el VIH es una enfermedad muy común entre los homosexuales.
Ron llega a un trato con el médico de México y empieza un negocio en Dallas en el que vende los medicamentos que usan en México pero que en EE.UU no están permitidos. A partir de este momento es cuando Ron deja de mirarse al ombligo y es consciente de lo que tiene a su alrededor. Es cierto que en un primer momento, Ron inicia el negocio por ganarse una buena cantidad de dinero, pero dos personas le irán transformando poco a poco. La primera es su socio, un transexual llamado Rayon (interpretado por Jared Leto, y me quito el sombrero) con el que Ron se ve obligado a hacer negocios para poder vender sus medicamentos. Gracias a Rayon, Ron descubrirá que los homosexuales también son personas a las que hay que tratar de la misma forma que a los heterosexuales. La otra persona es la doctora Eve, que le servirá como referente a seguir.
Ron acaba muriendo siete años después de que le dijeran que le quedaban 30 días de vida. Y su historia durante esos siete años se puede resumir en cómo un paleto de Texas consigue convertirse en uno de los referentes de la lucha contra el VIH en Dallas, tratando a cientos de personas enfermas sin tener ni media idea de conocimientos de medicina. Vallée consigue crear un arco de evolución del personaje fascinante, que anima a no dar por perdida a ninguna persona.
A nivel personal, esta película me ha emocionado mucho. La historia es muy buena y tiene algunas escenas que te dejan temblando. Muy recomendada. Os dejo por aquí el tráiler para que le echéis un ojo. Tenéis que verla.
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